Detrás de Moter se encuentra Alberto Rosende, un emprendedor coruñés que se atrevió a crear una alternativa de movilidad sostenible en A Coruña.
¿Quieres saber más sobre Moter? Nuestra compañera Silvia Lado habla con su impulsor.
Silvia Lado – ¿Quién es Alberto Rosende?
Alberto Rosende – Nací y crecí en A Coruña con mi familia y amigos. Cursé el bachillerato tecnológico en el IES Monelos, continué con química industrial y aún sigo estudiando ingeniería mecánica por la UNED los años que me veo capaz de dedicarle tiempo. Con el inicio de mi etapa emprendedora estudié sobre el ecosistema de empresas en el MBA de la EF Business School. En un ámbito menos curricular, me gusta viajar, el deporte y la cocina.
S. L. – En un lugar de tu biografía leía “Amante de aprender y emprender”, ¿cómo es eso de emprender en Galicia para Galicia?
A. R. – Complicado, aunque se está mejorando. Se encuentran demasiadas trabas en el camino. A pesar de las cuestiones burocráticas y la falta de educación empresarial en los centros, creo que somos una sociedad con grandes ideas, pero también con grandes complicaciones para llevarlas a la práctica entre otras cosas por falta de inversión. Se están creando diferentes organismos en esta línea, pero aún nos falta una red de inversión privada con el valor suficiente para apostar por proyectos más disruptivos. Hay dinero para proyectos consolidados, pero eso no fomenta el emprendimiento porque las necesidades de capital suelen estar en las primeras fases de desarrollo e implantación. Necesitamos que el dinero se mueva para poder generar valor.
Lo realmente complicado no es emprender, si no consolidar las empresas.
alberto rosende
S. L. – Y ¿cómo es ser el fundador de la primera empresa de motos compartidas del noroeste de España?
A. R. – Supongo que como todos los que se embarcan en su proyecto, exige un esfuerzo continuo día a día, por eso creo que es tan importante que disfrutes lo que haces. Hay días buenos y no tan buenos. Algunos puedo dedicarle más tiempo a la parte que más me gusta del negocio y otros toca cumplir obligaciones. He intentado mantener mis hobbies y mi tiempo de ocio, pero cada avance viene acompañado de algún sacrificio personal. Ahora mismo nos queda aún mucho trabajo. De hecho, el trabajo más complicado, crecer y poder ofrecer todo el potencial que posee la empresa.
S. L. – ¿Podrías resumirnos en pocas palabras cómo surge la idea de crear una alternativa de movilidad sostenible en A Coruña?
A. R. – Además de las nuevas directrices de medioambiente, esta es una ciudad con una elevada ratio de coches por habitante, en la que sufrimos atascos en hora punta e innumerables zonas con problemas de estacionamiento. Dándole vueltas al problema, la solución pasaba por ser de servicios compartidos para reducir la infraestructura necesaria, con vehículos pequeños para disminuir la ocupación urbana y eléctricos para minimizar el impacto medioambiental. Es decir, un motosharing eléctrico. El resto fue sentarse a planificar y hacer llamadas hasta encontrar el camino correcto.
S. L. – ¿Y qué nivel de aceptación estáis teniendo por parte de los consumidores? ¿Quiénes son esas personas que hoy deciden compartir vehículo?
A. R. – La prueba de que el servicio era necesario es que no gastamos capital en ninguna campaña de marketing y los usuarios no paran de crecer. La ciudad nos acogió con los brazos abiertos porque estaba pidiendo a gritos soluciones de movilidad. Respecto a la segunda cuestión, el perfil del usuario es muy diverso, pero por ofrecer un target, se trata de personas entre 25 o 35 años que utiliza los servicios para moverse por la ciudad para acudir al trabajo, hacer recados o en su tiempo de ocio. También existe un componente turístico en verano, aunque preferimos centrarnos en la gente de la ciudad que necesita nuestros servicios, ya que es principalmente para quienes se creó.
S. L. – Y ya para ir finalizando, ¿qué es lo que sientes tú que tiene que darse para el verdadero cambio de paradigma?
A. R. – La movilidad en todas las sociedades depende en mayor medida de dos factores: uno tecnológico y otro cultural. En Moter tratamos de aportar la infraestructura para la explotación de ese componente tecnológico. El aspecto cultural es el más complicado de cambiar porque responde a varias premisas que se deben cumplir, entre ellas que aporte practicidad a los usuarios y que sea coherente con el contexto actual. Una vez las nuevas alternativas se equiparen a la movilidad tradicional en cuanto a disponibilidad y fluidez, los argumentos en pro de los servicios compartidos serán mucho más contundentes. Por supuesto, esto no va a cambiar de la noche a la mañana. Hay que atacar todos los frentes, desde el desarrollo urbanístico, hasta la educación y la conciencia social. Creo que en los últimos años se están llevando a cabo medidas acertadas en esta línea, por lo que es cuestión de tiempo que los nuevos sistemas se instauren, pero requiere mantener o aumentar la inversión y el esfuerzo.