Hablamos con Noemí Bellas, emprendedora que busca garantizar el desarrollo sostenible a través de inculcar valores a las nuevas generaciones para generar impacto positivo. Conocemos más sobre su proyecto Líbolis de la mano de nuestra compañera Leticia Río.
Leticia Río: Emprendedora con 24 años, con un proyecto rompedor en el 2015: “Escuela de emprendimiento para niños”¿Cómo acoge la sociedad esa propuesta diferencial?
Noemí Bellas: La verdad es que cuando vendes algo que no existe tienes un gran problema y un gran beneficio que es el mismo: que no tienes competencia. Y eso significa que tienes que “abrir” un nuevo negocio y educar a tus futuros clientes en qué beneficios tiene y por qué deben consumirlo. Hablar de emprendimiento y niños en el año 2015 siempre venía acompañado de una pregunta, ¿Pero para niños?. Quizás la labor que más me costó en aquella época fue transmitir lo que entendíamos en Líbolis como emprendimiento, “la capacidad de aportar soluciones a problemas”.
Aprender a desarrollar ese proceso es lo que se trabajaba en Líbolis. Nada que ver con lo que de primeras la gente podía pensar que era “empresas y niños”. Si es cierto que poco a poco los clientes, que en este momento eran padres y madres, fueron viendo que el emprendimiento desarrollaba en sus hijos las habilidades más importantes para su vida: creatividad, trabajo en equipo, comunicación, resolución de problemas,… ¿No es lo que todos querríamos enseñarles a nuestros hijos?
L..R: Después Líbolis se va transformando en lo que sois hoy, ¿cómo lograr adaptarnos a lo que necesita la sociedad y lo que realmente demanda ?
N.B: Los años que tuvimos en marcha la Escuela de Emprendimiento nos sirvieron para analizar toda la oferta educativa, tanto proyectos para los centros educativos como acciones y programas fuera del horario lectivo, que se ofrecía a niños y jóvenes en aquel momento. Descubrimos, en cierta manera, que los programas divulgativos y de sensibilización que podían tener un impacto positivo en los niños no llegaban a calar (ya que muchos de ellos estaban muy desactualizados en relación a los niños del S.XXI) y al mismo tiempo no posicionaban a las marcas, que los promovían, como verdaderas agentes de cambio social.
A partir de ese estudio nos planteamos juntar dos áreas que consideramos que son necesarias para desarrollar programas de divulgación de alto impacto: proyecto educativo con visión creativa + RSC y valores de las marcas.
Así nació lo que hoy es Líbolis, una agencia que desarrolla proyectos de divulgación y sensibilización de alto impacto para organizaciones comprometidas con un progreso sostenible. Destinados a niños, jóvenes y familias.
Queremos dejar huella en el mundo y a veces dejamos de lado a las nuevas generaciones. ¿Qué aporta Líbolis en el binomio empresa-futuro ?
Desde siempre, el pilar fundamental sobre el que trabajamos en Líbolis es “educar y formar a las generaciones más jóvenes”. Creemos que son la base del cambio social y por ello siempre nos hemos dirigido a ellos. Las empresas que realmente quieren apostar por cambios y proyectos de futuro saben que trabajar con las nuevas generaciones es la manera de conseguirlo.
Por un lado, desde Líbolis, impulsamos a las organizaciones comprometidas con un modelo de desarrollo sostenible a través de programas educativos para los jóvenes. Y por otro, ponemos nuestro conocimiento educativo en el desarrollo de estos programas para que realmente calen en los más pequeños y así poder
aportarles valor real. Ya que el público infantil y juvenil requiere de un conocimiento y experiencia específico que las empresas, de diversos los sectores, no conocen. Este es el valor diferencial que aportamos a nuestros clientes.
L.R: Esos niños son vuestro mejor aliado para cambiar el mundo pero también entiendo que vuestro cliente más crítico. ¿Cómo reciben vuestras actividades los niños y jóvenes?
N.B: En nuestro proceso de creación de todos los proyectos educativos ponemos a los niños en el centro. Ponerlos en el centro, para nosotros, significa por un lado ser conscientes de todo el potencial que tienen los niños y jóvenes y, por otro, ofrecerles solo iniciativas de valor para su desarrollo.
Esta visión genera ya en sí misma un alto grado de exigencia en todo lo que hacemos y ellos así lo perciben: reciben una oferta de calidad en la que son tenidos en cuenta. Y en muchos casos, quizás no es habitual que la sociedad tenga esta visión y por ello no cuenten con iniciativas de valor.
Nuestra experiencia nos demuestra que los proyectos que desarrollamos son exitosos ya que los propios niños y jóvenes los demandan en mayor medida.
L:R: A algunos les cuesta ir a eventos de networking y tú a veces dices que tienes que desintoxicarte. Entiendo que uno de los consejos para emprendedores será empaparse de relaciones, qué consejo le darías ahora a tu yo de 24 años ?
N.B: No podemos obviar que un emprendedor necesita una amplia red de relaciones personales. La red es la que puede ayudarte a impulsar cualquier iniciativa empresarial por lo que trabajar en ella es esencial. Sin duda alguna, tienes que tener un proyecto de valor detrás en el que en primera instancia tú apuestes y así lo comuniques para que la red pueda confiar en ti y colaborar en tu proyecto. Conseguir aportar valor a tu red, en momentos iniciales de un emprendedor, es complicado y, sobre todo, las ganas y proactividad que demuestres lo harán más fácil. A mi yo de 24 años le diría que desarrollar un proyecto empresarial de valor y una red profesional de valor lleva muchos años y que disfrutara más de ese proceso, sin tener tanta prisa por llegar a lo que en ese momento creía que era el “objetivo final”.