Galicia escupe talento, pero el talento se quiere volver. Ese es el caso del CIO de Corporación Hijos de Rivera, Iván Castro, que después de pasar una temporada de su desarrollo profesional en Madrid, se ha incorporado hace un año a aportar todos sus conocimientos de tecnología y gestión a la compañía gallega. Se lo cuenta a nuestra compañera Leticia Río.
Leticia Río: Me comentabas que eres ingeniero por casualidad, ¿cuál es tu proceso para llegar a dedicarte a las tecnologías?
Iván Castro: Por lo menos en mi caso, el momento en el que tuve que tomar la decisión de qué carrera quería hacer, creo que era demasiado joven.
En aquel momento, a mí, lo que más me gustaba era jugar al fútbol y hacer deporte. Tenía que decidir qué carrera estudiar y pensé en INEF, llegué incluso a preparar las pruebas físicas. Pero, por mi inconformismo y afán de superación, empecé a investigar más opciones a las que podría dedicarme en un futuro, y fue entonces cuando descarté mi primera opción.
Se me daban muy bien los números y tenía el condicionante personal de que debía estudiar en Vigo. Por eso elegí Ingeniería de Telecomunicaciones, de tres años, con la opción de poder ampliar a la de cinco. Realmente no fue por vocación, pero es verdad que, años después, me siento muy agradecido de haber tomado esa decisión.
L.R: Al final te conviertes en un perfil técnico, pero con gran especialización en la gestión. ¿Cuál dirías que ha sido la clave para ti?
I.C: Al terminar la carrera, empecé a trabajar en Blusens, empresa del ámbito tecnológico, como ingeniero de calidad. Mis funciones eran relativamente técnicas: llevaba a cabo controles de productos, realizaba test a productos que iban a salir al mercado, etc. Pronto me di cuenta de que, a mí, lo que más me apasionaba era organizar equipos, organizar tareas y ver cómo se podían optimizar esos flujos de trabajo.
El que era mi jefe en aquel momento, confió en mí y, poco tiempo después, dejé de lado la parte puramente más técnica, y empecé a gestionar equipos. Puedo asegurar, quince años después, que es lo que realmente más me motiva.
L.R: Es por tu inconformismo y ganas de saber más que estudias un MBA. ¿Lo del emprendimiento cuándo llega?
I.C: Cuando estaba trabajando en Blusens, y estaba en la parte más técnica, había muchas decisiones que se tomaban en la compañía, a nivel de marketing, a nivel financiero, a nivel de fabricación, o a nivel estratégico, que yo no lograba entender por completo, debido a que me faltaba formación especializada.
Por eso decidí que, si yo quería entrar a formar parte de esos debates y toma de decisiones, que, si quería entender plenamente el porqué de esas decisiones, tenía que ampliar mi formación.
Mi aspiración era poder defender mis propias ideas en esos comités de empresa.
IVÁN CASTRO
No sé si, desde un punto de vista curricular, esto ha sido determinante para el desarrollo de mi carrera profesional, pero, lo que sí puedo afirmar es que, a nivel de desarrollo personal, ha sido una de las mejores decisiones que tomé en mi vida.
Fue haciendo este MBA donde, en realidad, me surgió la idea de emprender, aunque siempre me había seducido esa idea. Es curioso que, el proyecto fin de máster que realicé, estaba enfocado en la venta de teléfonos móviles en España. Siempre había pensado que era una idea que se podía ejecutar y, durante mis estudios de máster, visualicé que, algo que yo tenía en mente, se podía llevar a cabo. Pero no fue en ese momento cuando emprendí. De hecho, me fui a trabajar a BQ, empresa que ejecutó ese modelo de negocio. Inevitablemente se activó en mí la idea de montar algún negocio en un futuro, idea que, durante mis años en BQ, se fue alimentando.
L.R: Blusens, BQ, Tech Society y ahora Corporación Hijos de Rivera. Proyectos muy diferentes pero, ¿qué tienen en común para que encaje un perfil como el tuyo?
I.C: Es cierto que son cuatro proyectos totalmente diferentes, pero, tienen en común que, aparecieron en cada una de las etapas de mi vida, para cubrir una necesidad concreta.
Blusens fue la primera ocasión, en el ámbito de la tecnología, que me ofreció el mundo profesional. Siempre estaré agradecido a sus socios la oportunidad que me brindaron. Empezar en el mundo laboral con tan solo 21 años, en una empresa tecnológica gallega que, en aquel momento, competía con las grandes empresas internacionales, fue todo un reto.
Después llegó BQ. Como he comentado, tenía la ilusión de trabajar en telefonía móvil por el Proyecto Fin de Máster, pero no tenía muy claro dejar Galicia. Hasta que fui a conocer la empresa a Madrid, y me conquistó, tanto lo que hacían, como el equipo humano que tenían. Esa oportunidad cubría la necesidad de involucrarme más en el desarrollo tecnológico de los productos. Fue una época intensa, frenética y de mucho trabajo, pero fue donde aprendí las mayores capacidades de gestión que ahora tengo, y donde conocí a los mejores profesionales.
Llegó el momento del emprendimiento con techsociety, una vez entendí que mi etapa en BQ había terminado. En plena pandemia, mi socio y yo, apostamos por montar una consultora tecnológica en la que aprovechar todo el conocimiento que teníamos y ponerlo a disposición de otras empresas que tuvieran esas necesidades.
Estuvimos durante dos años peleando en esta empresa, con un equipo de trabajo que llegó a contar con casi 40 personas, oficina en España e incluso abrimos una oficina en China para el control de la producción. Ha sido un camino lleno de experiencias sumamente enriquecedoras y que, llegó a su fin, de forma exitosa: con la venta de la empresa a una consultora más grande, que vio todo el potencial que teníamos, y decidió apostar por nosotros.
Finalmente me embarqué en Corporación Hijos de Rivera, proyecto en el que estoy actualmente. En este caso, vino a cumplir una necesidad totalmente opuesta: mi inquietud de llevar todo mi conocimiento tecnológico a una empresa no tecnológica. Esta oportunidad me daba la ocasión de aportar valor tecnológico a una empresa, cuyo principal producto, no es la tecnología, y, además, para una marca como es Estrella Galicia. Surgió en el momento en el que me apetecía explorar esta vertiente como CIO, para liderar la transformación digital de la compañía.
Llevo un año y puedo decir que estoy muy satisfecho de la decisión que he tomado, además de que cada día supone un reto que afronto con ilusión, pertenezco a una empresa en la que es un orgullo trabajar.
IVÁN CASTRO
L.R: ¿Cuál es para ti la receta para que el talento logre el éxito?
I.C: Para mí, lo primero y fundamental es identificar el talento que cada uno tiene. Todos tenemos un talento (o varios) y, cada uno, tiene que encontrar cuál es el que quiere explotar. En mi carrera profesional, me he encontrado gente técnicamente muy talentosa, gente talentosa a la hora de gestionar personas o equipos, gente talentosa a la hora de organizar el after Works, etc.
Las personas tenemos un talento natural para hacer algo y lo primero que hay que hacer es encontrarlo, pero igual de importante es trabajarlo. Te tienes que formar, tienes que indagar, debes tener inquietud, debes ser proactivo.
Desde mi punto de vista, por último, estaría la suerte. No se puede negar que para que una carrera profesional fluya y tenga éxito, es necesario en muchas ocasiones un golpe de suerte.
Y también hay que saber agradecer esos momentos en los que alguien ha apostado por ti o en las que un proyecto salió bien, y te ha ayudado a posicionarte en tu carrera profesional.
L.R: De Galicia a Madrid, pero siempre con el foco para volver a Galicia. ¿Qué aspectos destacarías de Galicia como incubadora de talento en el sector tecnológico?
I.C: Cuando me fui a Madrid me fui por una necesidad puramente profesional. Siempre he querido volver a Galicia y creo que debemos ayudar a cuidar nuestro talento. Debemos ser capaces de retener a la gente talentosa que sale de nuestras universidades. He visto gente que quería apostar por trabajar aquí, que se han tenido que ir por falta de oportunidades.
Es algo en lo que tenemos que trabajar, que ya se está haciendo por ejemplo en tecnología, focalizándose para que la gente pueda trabajar aquí. Pero ya no solo en mi sector, podríamos hablar de cualquier otro.
Es imprescindible potenciar las salidas profesionales para que la gente se quiera quedar aquí, y eso ayudará a las empresas a crecer y a su vez a poder retener más talento.
IVÁN CASTRO
L.R: Por último, tú mismo querías entrar en INEF y finalmente acabaste estudiando una ingeniería. Las carreras tecnológicas cada vez tienen más salida pero puede ser un sector amplio y complejo para el que no lo ve desde dentro. ¿Qué consejo puedes dar a aquellos que están en la encrucijada de decidir su futuro profesional?
I.C: Teniendo en cuenta que yo elegí la mía casi por azar, le diría a la gente que se focalice y que intente buscar un equilibrio entre aquello que le gusta y aquello que se le da bien. A mí, por ejemplo, me encanta el fútbol, pero nunca podría ser futbolista.
Creo que es importante no centrarse en aquello que tiene más salida o aquello que todo el mundo hace, sino aquello en lo que tú consideres que eres bueno. Trabajar en lo que te motiva y, a partir de ahí, poner el foco en lo que pueda ser tu carrera profesional y, además, te ayude a posicionarte profesionalmente.
Y, como último consejo, aunque pueda sonar recurrente: nunca es tarde. Cualquier decisión, cambio, o nuevo reto, se puede afrontar, y que, una decisión tomada siendo muy joven, no tiene por qué marcar tu futuro, eso sí, manteniéndote proactivo para seguir aprendiendo.