Durante esta cuarentena leí algún libro interesante, entre ellos el de José María Bermúdez de Castro: “La evolución del talento”. En él se hace mención al modo en que nuestros orígenes determinan nuestro presente. Lo cierto es que siempre tuve claro que había una relación directa en ello y me sentí identificada con muchas de sus reflexiones.
Pasados los meses tuve una conversación con Ángel Fraga, y hoy me he dicho a mí misma que necesito compartir mi visión, tan alineada con ese guiño de Compostalent al “campo de estrelas”.
¿Qué es para vosotros talento? Para mí está relacionado con CARISMA, con inteligencia emocional, con aptitud, pero sobre todo con actitud. Se me vienen a la mente palabras como fuerza, ingenio, capacidad, perseverancia, confianza… Podría seguir y hacer de esto una definición interminable, pero prefiero quedarme con las que tienen significado para mí. No es una definición oficial, está claro, pero es la mía, y si hay algo por lo que he luchado desde niña es porque se reconozca el talento. He llorado, me he frustrado, he pataleado y me he sentido incomprendida en muchas ocasiones, porque el talento no es siempre algo que se potencie en la sociedad ni en las organizaciones. ¡Pero no nos vamos a rendir por ello!
Tendría miles de “batallas” que contar si pienso en las piedras que se me han puesto en el camino para desarrollar mi talento. Perdonad la osadía, pero es importante creer en uno mismo primero. En una de mis últimas entrevistas con una consultoría de RRHH les dije: estoy cansada de pedir perdón por existir. Y creo que es algo que los gallegos tenemos que dejar de hacer. Sí, nos ha tocado vivir en una tierra que, a pesar de su potencial, no se ha desarrollado tanto como podría y nos ha tocado emigrar, o irnos a las grandes ciudades dentro de España en búsqueda de nuevas oportunidades. ¡Pero no por ello tenemos que sentirnos menos!
Sin darnos cuenta hemos sembrado nuestro talento por el mundo, ¿cuántas veces habéis escuchado “Allá a dónde vayas te encontrarás un gallego”? Es cierto, y tiene su parte mala y su parte buena, pero quedémonos con lo positivo y hagamos de esa siembra una marca de identidad. Tras ver la iniciativa de IGATA pensé que tenemos que retener este talento, que está bien sembrar fuera, pero que debemos unirnos para que los frutos de tanto esfuerzo se queden aquí.
Por mi parte he hecho lo que he podido allá a dónde fui. Todavía recuerdo las palabras de una de las personas de mi organización en Madrid, en un momento en el que la empresa pasaba por ciertas dificultades. Fue gracioso, bajábamos en el ascensor, él, mi jefe (también gallego) y yo, y en lugar de hablar del tiempo, conversación muy recurrida en los ascensores, nos dijo: “¡Qué problemas os habéis venido a buscar los galleguiños a Madrid!” La verdad es que primero pensé en qué poca empatía, porque
él estaba en el mismo barco que nosotros, y se estaba hundiendo…
Pero me pudo el sarcasmo y le dije: “Sí… La verdad es que mi jefe me vio recogiendo patatas en Coristanco y se dijo, ¡vaya, pero sí sabe contar! Y me trajo con él para la Castellana…” Nos reímos, pero solo dos de las tres personas en aquel ascensor entendieron realmente tanta ironía. Con esto no quiero decir que me hayan tratado mal allá a dónde fui, al contrario. Lo único que intento transmitir es que, en primer lugar, debemos creer en nosotros mismos y ser implacables, porque tenemos talento, sí, y no hay que disculparse por ello.
No pretendo hacer de esto una biografía, lo que sí que me gustaría, para finalizar, es compartir mi preocupación por la retención del talento. Son muchas consultorías de RRHH las que comparten cada día miles de artículos sobre ello, pero ¿qué ocurre realmente? Me gustaría que la teoría se aplicase a la práctica y que nadie tenga que volver a pasar por experiencias como las que he tenido en algún proceso de selección, donde te dicen cosas como: “Claro, es que no vienes del mismo sector…; ¿Tienes familia que te impida una involucración total?; ¿Por qué te has cambiado tanto de empresa?; ¿Tienes pensado tener hijos en los próximos años?” O situaciones como: “Y tú con tu perfil, ¿qué haces en Galicia? ¿Por qué has vuelto? ¿Estás dispuesta a renunciar a una experiencia internacional con tu talento?” …
¿Alguien me puede decir qué tiene que ver todo eso con el talento? ¿Cómo se pueden publicar artículos sobre la retención del talento y después que se den este tipo de experiencias? A todos, a los gallegos y a los que no lo son, pero se identifican con lo que significa Galicia, éste no es un problema único en nuestra comunidad, lo es en el mundo. Pero hablando de nosotros, ¡no lo permitáis más!
El que tiene talento, lo tiene allá a dónde vaya, venga del sector que venga, y haya tomado las decisiones que sea en su vida, cosa que de por sí no tiene que explicar… Por ello os animo a que digáis alto y claro quiénes sois, lo que queréis, que creéis iniciativas que añadan valor y sobre todo que no renunciéis a vuestro talento.
Si os vale de algo, en momentos difíciles, cuando el mundo empresarial te coge y te zarandea hasta tal punto que no sabes ni por qué estás donde estás, yo pienso en mi abuelo: por qué fue tan feliz, con una familia preciosa y como únicos bienes materiales una casa en una aldea de Coristanco y una Montesa. Recuerdo lo que me decía siempre: ¡Taniña, dálle duro que vales moito! Así que sí, creo que José María Bermúdez de Castro tenía razón en eso de que nuestros orígenes determinan de alguna forma nuestro presente…
Por el talento, por el campo de estrelas y por esta iniciativa tan bonita do Instituto Galego do Talento: Dádelle duro que valedes moito!
Tania Salgado es ingeniera industrial en organización industrial con una amplia experiencia en Supply Chain y apasionada por las letras.