Si algo define a Nicolás Vilar es lo que ha apostado por su sueño: trabajar en mecánica de coches de carreras. Como muchos cuando hacemos selectividad, siguió las recomendaciones familiares para empezar en la universidad, pero pronto se dio cuenta de que lo que estaba haciendo no le llevaría a lo que él quería, así que decidió hacer un FP de Mecánica en A Coruña para poder entrar en una escuela especializada en Madrid.
Antes de los 30 ya ha vivido en Madrid, Barcelona, Suecia, y Alemania, además de haber viajado por todo el mundo. Como buen gallego, tiene ganas de volver a la terriña, pero por ahora nos atiende esta entrevista desde Suiza, en la que habla con Leticia Río.
Leticia Río: Empiezas una ingeniería no muy convencido, y un día decides hacer lo que realmente te gusta, y ese es el inicio para llegar adonde estás hoy. ¿Qué te impulsó a dar ese cambio?
Nicolás Vilar: Si, como mucha gente, a los 18 años empecé la carrera de Ingeniería Mecánica guiado por mis gustos y por el consejo familiar para optar a las “mejores salidas”.
Aunque es una situación difícil y una decisión que abarca muchos aspectos, circunstancias personales y expectativas laborales de cada uno, con los años me di cuenta de que hay que buscar las herramientas y el camino más objetivo para llegar a donde uno quiere, una vez esa meta es clara.
Para mí fue un momento en el que estaba bajo de ánimos, no podía seguir más en la universidad, no iba a clase y en el fondo yo quería ser mecánico y trabajar con coches de carreras, trabajar con mis manos. Sentía que tenía que cambiar esa situación, no aguantaba más.
Me río recordando que todo empezó buscando en Google “cómo ser mecánico de carreras”, y en resumen acabó transformándose en la decisión de hacer 2 años de Ciclo superior de Automoción en el instituto de Someso en La Coruña, y un año de Máster en competición en el equipo Drivex en Alcalá de Henares.
L.R: De Madrid a Suecia, de casualidad gracias a la propuesta de un profesor del máster. ¿Cómo se vive esa experiencia?
N.V: Lo primero,además de dar las gracias a mis padres y a mi hermano, me gustaría dar gracias a Andrés Castillo y a Lluc Marti (profesores del máster). La frase de que hay que estar en el sitio adecuado en el momento adecuado es muy cierta a veces dadas las circunstancias que tuvimos ese año de promoción del master.
¡Una semana de pruebas en Koenigsegg, un sueño! Primero fuimos dos mecánicos (Un chico Valenciano, Cristian y yo) y la semana siguiente dos ingenieros (un chico vasco, Eneko y otro madrileño, Eduardo). Solo contábamos con 2 puestos de contratación para los 4 si lo hacíamos bien y al final nos quedamos los 4. De aquellas, Lluc Marti trabajaba en Koenigsegg y tuvimos el placer de trabajar con él después de que fuera nuestro profesor. Además, durante esa semana de prueba nos dejó su casa y su coche.
Recuerdo la emoción de cuando nos dijeron a Cristian y a mí que nos contrataban: Tío, nos han contratado, ¡nos han contratado!
Nos fuimos los 4 juntos a vivir y a trabajar a Suecia, a trabajar, sobre todo. No sabíamos si vivíamos en casa o en la fábrica (se ríe). Eneko y yo teníamos un pique gracioso de quien tenía más horas extra, más de 900h extra al año…. A raíz de poner tanto trabajo y empeño te van saliendo oportunidades para ir escalando y evolucionando.
L.R: ¿Qué destacarías de tu trayectoria hasta ahora?
N.V: Destacaría tres momentos hasta ahora:
- Cuando empecé a desarrollar y probar los coches y en especial el proyecto de intentar batir el récord de Nürburgring en el 2016, en el cual tuve mucho que ver. A día de hoy no solo yo si no todos mis compañeros y hoy, amigos saben lo que es el éxito pagado con esfuerzo.
- Entrar en Toyota Motorsport, equipo en el que Fernando Alonso ha ganado las 24h de LeMans, después de rechazarme la primera vez que lo solicité. Estuve dos temporadas viviendo en Colonia (Alemania) y haciendo el mundial de resistencia. De esta temporada me quedo con la carrera de las 24h de LeMans, una experiencia y un reto único como mecánico.
- La actualidad. Estoy trabajando en Suiza, para un concesionario de Koenisegg y otros supercoches combinando carreras y trabajo en taller. Además, acabo de llegar de hacer las 24h de Daytona, otra experiencia increíble. Aunque también estoy esperando a que se calme el COVID para poder volver a España y a la terriña, ¡que se echa mucho de menos!
Y no puedo olvidarme de decir también que los contactos que haces a lo largo de los años toman un papel muy importante, no solo como amigos personales en algunos casos, si no para abrirte nuevas puertas.
L.R: A lo largo de nuestra conversación ha salido varias veces que los oficios se están perdiendo, ya no sabemos “trabajar con las manos”, ¿dirías que la falta de interés hacia este tipo de trabajos es porque no los ponemos en valor?
En mi caso, por ejemplo, al estar trabajando tanto con coches de competición como con prototipos y supercoches en diferentes ámbitos, aprendes otras habilidades y me doy cuenta de que los oficios involucrados se pierden.
Hoy en día cuesta encontrar soldadores cualificados, torneros, fresadores, mecánicos, gente que sepa trabajar y fabricar cosas con metales, por ejemplo, y también saber las características de estos materiales ya que en el mundo de la fabricación y el prototipaje de coches de estos tipos es vital. Esa “ingeniería aplicada basada en la experiencia”, como podemos llamarla, cada vez cobra más valor en algunos sentidos porque los nuevos procesos de fabricación en algunos casos son muy caros especialmente si hablamos de prototipos.
Creo que los oficios siempre han estado poco valorados y la verdad es que uno solo es capaz de desempeñar un oficio bien con años de experiencia y a eso es a lo que hay que darle valor.
También, otros oficios nacen, y es que por ejemplo hay muy buen futuro para quien se forme en materiales compuestos (fibra de carbono). Por ejemplo, la empresa Managing Composites empieza a ser pionera en la formación a nivel nacional y también europeo.
L.R: Eres el claro ejemplo de que apostar por lo que quieres, merece la pena, y que el trabajo deja de ser trabajo cuando haces lo que te gusta. Está claro que no todo ha sido fácil en tu trayectoria profesional, pero has sabido sacar el máximo rendimiento de cada experiencia aportando en las diferentes áreas, incluso llegando a ser piloto de pruebas.
No, desde luego que ni todo ha sido fácil, ni tampoco bonito, pero en el 99% de los casos lo he hecho muy a gusto porque es mi pasión y sin hacer todos esos esfuerzos no habría llegado donde estoy hoy. También hay que decir que como todo lo que se transforma en profesional después de unos años, cambia de perspectiva, pero la base es la misma.
Podría decir que durante todos estos años he puesto primero mi trabajo y las oportunidades que me han brindado a muchas otras cosas de mi vida personal como han podido ser planes con amigos, familia y otras tantas cosas. Además del añadido de vivir fuera, que aunque es muy personal, desde mi punto de vista, es bonito durante un tiempo y es una experiencia única para crecer y ver mundo, pero al final uno echa de menos sus raíces, a su familia, a sus amigos, lo cotidiano y lo que es más “habitual”.
L.R: ¿Qué pensaba tu “yo” de los 16 años? ¿Se veía dónde estás ahora?
N.V: (Se ríe). Mi yo de los 16 años tenía muy claro que le gustaban las carreras, la gasolina, los motores y las cosas con ruedas, solo eso. Estaba muy perdido en cómo enfocar esa pasión hacia buen puerto.
Para nada me veía donde estoy ahora y si me haces la misma pregunta cada 2 años te respondería lo mismo, y es que todo da muchas vueltas, muchas puertas se cierran y otras se abren.
Si me preguntas ahora que haré el año que viene tampoco sabría decirte, lo que está claro es que después de tanto moverme tengo ganas de estabilizarme.