Muy pocos podríamos imaginarnos que el Coronavirus tuviese un impacto tan letal. Recuerdo conversaciones a principios de Febrero con varios colegas del sector y solían decirme que esto del coronavirus no era tan grave. Hablo de cuando el coronavirus era un problema situado a más de 9000 kilómetros de distancia.

Más allá del caso del 31 de Enero en La Gomera que casi no preocupaba a ningún ciudadano recuerdo que a mediados de Febrero empecé a notar los primeros síntomas de preocupación con el impacto económico que estábamos sufriendo por las consecuencias en China: puertos cerrados, fábricas cerradas y decrecimiento económico por primera vez en los últimos 30 años en la que para muchos es la primera potencia mundial.

Mientras estaba en Barcelona con motivo de un evento de innovación surgió el primer caso en la península ibérica precisamente en la ciudad condal un 26 de Febrero. Desde entonces medios de comunicación han bombardeado cada mañana sus programas matutinos con tertulias que ni a políticos ni a la gran mayoría de los ciudadanos parecían afectar demasiado. Hasta el día 9 de Marzo. Ese día llegó el caos.

Entrevistamos a Sandra Hermida, Médica pontevedresa y que estudió en la Universidad de Santiago de Compostela que hoy está realizando su residencia en un hospital de Madrid y que hoy está siendo una de las heroínas de la capital.

Emilio Frojan – Lo primero, enhorabuena y muchas gracias por el trabajo que estáis realizando ¿Cómo te sientes siendo una de las protagonistas buenas de esta película? ¿Que sentís los médicos cuando os aplauden cada noche?

Sandra Hermida – La realidad es que este trabajo que estamos realizando es nuestro día a día, el volumen de trabajo actual en Urgencias es similar al que tenemos habitualmente. La diferencia es que los pacientes ¨no urgentes” ya no acuden a Urgencias como solía ocurrir. Sí es cierto que es muy reconfortante ver que la sociedad comienza a ser consciente de la labor que llevamos a cabo y que la salud es el bien más importante que tenemos por encima de todo, aunque sea a través de un simple aplauso cada noche. Nos gustaría que este reconocimiento que por fin se ha conseguido se mantuviese una vez finalizada la pandemia y que esa misma gente que nos llama héroes nos apoyase a la hora de reivindicar nuestros derechos y reclamar mejores condiciones laborales.

EF – ¿Qué sensación tenías tú y tu entorno antes del día 16 de Marzo? ¿Existía preocupación real? ¿Se estaban preparando de alguna manera los hospitales para una potencial pandemia?

SH – A finales de febrero e inicios de marzo ya teníamos la certeza de que existían casos de coronavirus en Madrid, y eso se notaba en la Urgencia donde casi todos los pacientes que acudían eran por síntomas respiratorios, fueran síntomas reales o simplemente preocupación por el contagio. A pesar de todo la población general no estaba concienciada de la gravedad de la situación, pues hasta que se ha declarado el Estado de Alarma no han decidido aislarse de forma adecuada, e incluso ahora no se está cumpliendo correctamente.

Los Hospitales por su parte estaban preparados para acoger a cierto volumen de casos, pero han tenido que reaccionar muy rápido para redistribuir las funciones de muchos médicos con el fin de poder atender los casos COVID, así como gestionar las plantas para realizar los nuevos ingresos. No obstante, nadie podía imaginarse el enorme número de contagios ni la rapidez de extensión con la que nos encontramos ahora.

EF – Parece que una de las medidas que quieren adoptar es prolongar un año más la residencia para médicos como tú ¿No sería más apropiado pasar a ser médicos adjuntos?

SH – Con respecto a este tema, no tenemos claro las medidas finales que tomará el Ministerio de Sanidad. Si se diera el caso de que esta situación se alargase varios meses, con lo que esos residentes ya habrían finalizado su tiempo de formación, prorrogar su contrato como residente en vez de contratarlos como adjuntos podría interpretarse como una medida para ahorrar recursos y tener a “médicos adjuntos” trabajando a precio de residente, que es mucho menor. Evidentemente esto no deja de ser otra forma de perpetuar la precariedad laboral de nuestro sector.

EF – Ahora mismo, más allá del apoyo de los ciudadanos ¿os sentís respaldados? ¿Qué echáis en falta en vuestro día a día?

SH – Si te refieres a respaldados por el Gobierno, rotundamente no. Dejando a un lado las ideas políticas de cada uno, existe una falta de recursos materiales adecuados, y no se está poniendo remedio. Estamos expuestos a los pacientes contagiados a los que continuamos atendiendo sin la debida protección, con mascarillas y batas de papel que no protegen del contagio, teniendo que reutilizar el material (que es uso único) porque escasea. Como resultado, muchos compañeros se han contagiado del virus y otros muchos están aislados pendientes de la prueba, con lo cual son muchas las bajas.

Creo que es importante que la gente sepa que hay tantos casos sospechosos de profesionales sanitarios (con síntomas), que la lista de espera para hacernos la prueba es de tres a cinco días, lo cual resulta descabellado comparado con la rapidez con la que se ha realizado la prueba entre los políticos, por ejemplo, ya que nosotros durante ese tiempo de espera tenemos que permanecer aislados en el domicilio. En este sentido echamos en falta más protección desde arriba.

EF – Qué mensaje te gustaría enviarle a los ciudadanos.

SH – Lo más importante es lo que no dejamos de repetir, tienen que quedarse en casa y extremar las medidas higiénicas. Y es muy importante que sepan que si comienzan con síntomas (leves en el 80% de los casos) y no son colectivos de riesgo deben aislarse como si fuera coronavirus, tomando medidas de protección también dentro del propio domicilio. Solo podremos solucionar esta situación con su ayuda, y la única forma es reducir los contagios, aplanar la curva para no saturar el sistema, dándonos tiempo a tratar de forma correcta a todas las personas que se contagien.

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