Son tiempos para quedarse en casa y cuidarse uno mismo y a los demás. Estamos pasando por un momento de mayor flexibilidad en nuestras vidas, pero también de menos libertad, y eso se traduce en una vida un poco más sedentaria. Por ello, desde IGATA, nos hemos puesto manos a la obra para ayudarte con esa salud física y mental tan necesaria en estos momentos.
Rubén Río, fundador de RRSalud, es educador físico (CAFYD Nº 57.673) especialista en rendimiento deportivo y recuperación de lesiones. También colabora con distintos medios de comunicación nacionales e internacionales como experto en actividad física y salud (Televisión de Galicia, ABC Bienestar, 20 minutos, Venevisión Plus…). Laura Romero es la autora de la entrevista.
Laura Romero – Rubén, hemos pasado de ser unos cocinillas en casa a salir a correr y a caminar como nunca y de aquí a montarnos nuestros propios gimnasios en casa, pero ¿qué repercusión tiene todo esto? Porque creo que no somos del todo conscientes de que algo que tiene una finalidad saludable puede conllevar lesiones graves.
Rubén Río – Creo que la frase “vísteme despacio que tengo prisa” nos encaja muy bien aquí. Encontramos en la actividad física una vía de escape para eliminar “rápidamente” estrés y/o esos kilos de más debido al confinamiento que tuvimos hace unos meses y el problema es que muchas de esas personas se han lanzado de cabeza, sin pararse a pensar que en muchos casos no gozaban de una condición física adecuada para esas altas cargas de entrenamiento. Los que eran asiduos al entrenamiento antes de la cuarentena, no cayeron en la cuenta de que, estar inactivo un tiempo prolongado te hace ponerte en nivel casi 0 de nuevo.
Es decir, debes de retomar poco a poco la actividad. Todo esto desencadenó en muchas lesiones, algunas leves como las sobrecargas musculares, y otras de mayor gravedad como las roturas de meniscos. Mi consejo siempre es que se busque un profesional que pueda guiar tanto para empezar como para retomar la actividad física. Incluso también para decidir qué material comprar para montarse el “gym” casero. Acabarás ahorrando dinero, porque solo comprarás lo que realmente será útil y necesario.
L.R – Es verdad que mucha gente ha decidido aprovechar más su tiempo y las circunstancias para iniciarse en el deporte. Ahora mismo tenemos mucha variedad, sobre todo a nivel online, ¿qué recomendaciones nos darías a la hora de decantarnos por una u otra elección?
R.R – Para movernos un poco siempre hay tiempo de sobra. Tan solo hay que querer. Pero, actualmente, muchas personas debido al hecho de pasar tantas horas en casa (confinamientos, perimetrajes, toques de queda) han llegado a sentir monotonía y aburrimiento, y por eso, las que antes no entrenaban, buscaron en la actividad física una vía de escape mental.
Tendemos a buscar siempre la solución más rápida y fácil, que no siempre es la adecuada. Por esta razón, la gran mayoría han recurrido a realizar entrenamientos virtuales, siguiendo vídeos de Youtube, o por otro lado, contratando ofertas de entrenamientos online.
Cualquier opción que nos lleve a movernos más siempre será buena. Pero es importante que tengamos claro que “no todo es para todos”. Saber seleccionar adecuadamente qué opción es la más acertada para cada caso es clave.
Por eso, siempre recomiendo que antes de iniciar algún entrenamiento se busque consejo/asesoramiento con un profesional de la actividad física, a poder ser colegiado, sobre qué opción es la más recomendable para ellos.
L.R – Ahora más que nunca se habla de temas sanitarios, pero ¿y la salud mental? No hablo solo de normalizar el ir al psicólogo, el encontrarse mal de vez en cuando, etc. Sino de ser conscientes de que la práctica deportiva también es salud mental y ahora muchos nos hemos visto obligados a parar o seguir haciendo algo desde casa.
La actividad física que se desarrollaba sobre todo en los centros deportivos o en exteriores en grupos, desde mi punto de vista, jugaba dos papeles muy importantes. El primero es ayudarnos a estar saludables físicamente. Pero, al margen de esta evidencia, está la segunda, que es la de ayudarnos a socializar. Algo también fundamental para un bienestar mental.
La actividad física, el deporte, nos ayuda a liberar endorfinas y liberar tensión, pero sin poder compartir/hablar con otras personas directamente, creo que el pack se queda a medias. El hecho de poder relacionarnos con normalidad en la calle, en el gimnasio, etc, también es muy importante para estar bien.
En estos momentos la frase, “Mens sana in corpore sano” coge mucha fuerza, porque cuando estamos fuertes mentalmente, el cuerpo aguanta con lo que le eches. Y ahora más que nunca debemos estar fuertes física y mentalmente.
L.R– He leído recientemente que se ha demostrado que el deporte no solo se traduce en estar bien físicamente, si no que también ayuda en la recuperación de otras enfermedades como el cáncer de mama. ¿La sociedad es consciente de este tipo de cosas o seguimos un poco obcecados con que el deporte no es para todo el mundo y debe evitarse en ciertas etapas de nuestra vida?
R.R- Sigue existiendo por desgracia la asociación deporte-ocio, lo que es un gran error. Está demostrado científicamente que las personas que entrenan y se cuidan tienen su cuerpo más preparado para soportar mejor posibles problemas de salud que puedan aparecer.
La actividad física es SALUD en mayúsculas y por eso debe considerarse una actividad esencial para las personas.
Me gustaría destacar que durante toda nuestra vida y en cualquier situación, mientras no exista una indicación médica que diga lo contrario, debemos de realizar actividad física para estar más fuertes. Con respecto a lo que mencionas del cáncer de mama, está respaldado científicamente que las mujeres deportistas tienen menor riesgo de padecerlo según un meta-análisis titulado “Physical activity and risk of breast cancer: a meta-analysis of prospective studies” . Desde mi punto de vista, la actividad física siempre será buena tanto para prevenir como para mejorar la recuperación de cualquier problema físico y mental.
L.R- Otro tema que creo que genera bastante polémica también es mujeres y ejercicios de fuerza. ¿Recomendable, necesario, una barbaridad?
R.R – Es importante eliminar el falso mito de que las mujeres y el trabajo de fuerza en el gimnasio no hacen un buen tándem. Las mujeres, al contrario que los hombres, no tienen niveles altos de testosterona, por lo que podrán aprovecharse de los beneficios de realizar entrenamientos intensos de fuerza sin miedo a desarrollar grandes músculos, siempre y cuando se combine el ejercicio físico con una buena alimentación.
Un gran beneficio de las pesas frente al cardio, tanto en hombres como en mujeres, es que, si entrenamos fuerte podemos llegar a elevar nuestra EPOC (gasto de oxígeno post entrenamiento) hasta 48-72 horas. Lo que se va a traducir en un metabolismo más acelerado y mayor quema de grasa. Así que ya sabéis, ¡todos y todas a darle caña al entrenamiento de fuerza!
L.R – Supongo que con tu experiencia tendrás anécdotas de todo tipo, pero, ¿alguna especial que puedas compartir?
R.R – ¡Sin duda, hay muchas…! Pero, recuerdo con especial cariño una en la que, una chica acudió a mi centro como último recurso tras 6 años de dolores y limitaciones físicas.
Ella era enfermera y por una lesión de hombro, ya intervenida quirúrgicamente y vista por diferentes profesionales, sin lograr eliminar las molestias, tuvo que dejar de trabajar.
Tras realizar un trabajo de readaptación funcional conmigo, casi llora de felicidad al poder levantar el brazo por encima de la cabeza sin dolor, así que pudo volver a trabajar. Sé que la situación fue muy dura para ella y me llena de orgullo haber podido ayudarla y que decidiera dedicarme un testimonio explicando su caso.
L.R – Por último, y para animar a todos aquellos que aún no se han animado, ¿qué les dirías (aparte de que vayan a visitarte) a todas aquellas personas que lleguen a leer esto y piensen: el deporte no es para mí?
R.R – Les diré que, si no tienen tiempo para la actividad física ahora, que guarden un poco de tiempo cuando sean mayores para la enfermedad. Lo bonito en la vida es llegar a viejos lo más jóvenes posible.
