Aida Cordeiro: “Gran parte del éxito al intentar hacer negocios en otros países es comprender la cultura”

La vocación vuelve. Solo hay que escuchar a la fundadora de Attesor, Aída Cordeiro, una profesional a la que el ámbito de la comunicación siempre le dio curiosidad y acabó montando su agencia de comunicación internacional, después de desarrollarse en el ámbito de la traducción e interpretación. Habla con ella nuestra compañera Leticia Río.

Leticia Río: Hablando me comentabas que Aída es una periodista frustrada, ¿cómo llegas al mundo de la traducción e interpretación?

Aída Cordeiro: Desde muy pequeña tenía muy claro que quería estudiar periodismo, estando todavía en el colegio me regalaron una máquina de escribir e hice una revista para la clase. Siendo adolescente empecé a hacer diferentes cursos de periodismo los fines de semana y aunque me encantaban, los profesores me decían que no estudiase periodismo, que con cualquier otra carrera iba a poder dedicarme al ello y tendría una formación más completa. En mi entorno familiar me dijeron que eso era una fábrica de parados así que entre todos al final me convencieron y opté por estudiar traducción e interpretación.

A mitad de carrera me di cuenta de que el trabajo de traducir no era para mí, pero encontré un hueco en la gestión de proyectos, donde me siento más hábil y a lo que dediqué gran parte de mi trayectoria profesional.

En otro intento de acercarme a la comunicación, al terminar la carrera cursé un máster en protocolo, comunicación y organización de eventos y terminé trabajando como responsable de Comunicación para el Gobierno Regional del Kurdistán Iraquí.

Acabé dejando ese trabajo en plena crisis y tuve que volver al mundo de la traducción, asumiendo que nunca seré una gran traductora, pero se me da fenomenal la dirección de proyectos.

L.R: Tras diferentes experiencias profesionales te decides a emprender con Attesor, ¿qué te mueve para impulsar este proyecto?

A.C: Como bien dices, Attesor es el resultado de mis diferentes experiencias profesionales. SI algo bueno tiene el haber estudiado traducción es que me ha brindado la oportunidad de trabajar en equipos multiculturales, con compañeros/as de diferentes nacionalidades. Eso me hizo darme cuenta desde el principio que la mayoría de las veces los peores malentendidos no se producen por barreras lingüísticas sino por choques culturales y son pocas las empresas que tienen esto en cuenta a la hora de gestionar sus proyectos internacionales.

Además, como directora de proyectos, estaba siempre orientada a optimizar tiempo y recursos, esto me llevó a investigar y fascinarme por nuevas herramientas tecnológicas.

Y es que desde hace muchos años en el mundo de la traducción contamos con herramientas de PLN (Procesamiento del Lenguaje Natural) que nos permiten hacer virguerías y sobre todo simplificar trabajos muy tediosos, minimizando los márgenes de error.

Me encanta investigar herramientas y buscar la manera más eficaz de hacer las cosas, el tener mi propia empresa me da libertad para investigar e implementar cualquier herramienta que pueda suponer una mejora en los procesos sin tener que andar peleando con equipos que no quieren cambiar sus hábitos de trabajo.

L.R: ¿Cuál es vuestro valor diferencial?

A.C: Nuestro valor diferencial es que asesoramos a nuestros clientes para que realmente consigan conectar con otras culturas a través de una estrategia de comunicación adaptada al destino y alineada con sus objetivos. La mayoría de las empresas de traducción gestionan proyectos de manera mecánica, sin saber porqué ni a dónde van. 

A nosotros nos gusta definirnos como consultora de comunicación internacional porque, entendiendo que somos una herramienta de comunicación esencial en entornos internacionales, buscamos conocer cuáles son sus objetivos y ofrecerles proyectos a medida.

También aportamos soluciones tecnológicas que nos permiten ser más agiles y más eficaces.

“Gran parte del éxito al intentar hacer negocios en otros países es comprender la cultura a la que quieres llegar y ser conscientes de las diferencias para poder manejarlas de manera hábil”

Aída Cordeiro

L.R: Tras pasar por diferentes experiencias profesionales en las que has tenido que trabajar con diferentes culturas percibes la importancia de valorar más que a quién te diriges, el cómo debes de hacerlo, ¿somos conscientes en Galicia de esta necesidad?

A.C: Por lo general, creo que la gente no es para nada consciente del choque cultural. Gran parte del éxito al intentar hacer negocios en otros países es comprender la cultura a la que quieres llegar y ser conscientes de las diferencias para poder manejarlas de manera hábil para ello, hay que tener la mente abierta y saber adaptarnos y se me ocurren muchos ejemplos: algo que aquí puede ser tan normal como rechazar una invitación, hay países en los que se puede tomar como una gran ofensa, también hay países en los que no conciben hacer negocios con mujeres u otros en los que la cultura es muy jerarquizada y solo se tratan entre iguales, en este último caso sería una gran ofensa poner a un puesto directivo en conversaciones con un manager aunque tenga sentido por ser la persona más experta en la materia . El desconocimiento de estos detalles puede llevarnos a fracasar estrepitosamente en una negociación.

L.R: No podríamos terminar sin volver al inicio, ¿cuál sería tu consejo para quién tiene una vocación y las perspectivas de futuro no son brillantes a corto plazo?

A.C: Yo siempre digo a mis alumnas que persigan sus sueños a pesar de lo que diga el entorno. Por supuesto, está bien atender a consejos, pero realmente pienso que cuando alguien tiene una vocación muy marcada, le pone tanta ilusión y esfuerzo que acaba brillando y la gente que brilla siempre encuentra trabajo. En cambio, si nos acomodamos en algo simplemente porque creemos que es lo mejor pero que no nos llena, lo más probable es que seamos del montón. Me veo a mí misma reflejada en esto cuando asumí que nunca iba a ser una traductora sobresaliente porque era un trabajo que no me gustaba, tuve que pivotar hasta encontrar cuáles eran mis habilidades y afortunadamente di con la gestión. Ahora que tengo claro dónde puedo aportar más valor, intento buscar a los mejores profesionales para que cubran mis debilidades.

En mi caso, siempre me quedará la espinita del periodismo, pero la vida es muy larga y aún sigo persiguiendo sueños, la diferencia es que ahora no escucho a quienes me intentan apartar de ellos. Tomo a menudo decisiones que en mi entorno más cercano no se entienden pero para mí tienen todo el sentido, hacer las cosas de manera diferente es lo que me ha llevado a crear mi empresa y nuevos servicios así que ahora la meta la marco yo y espero no cansarme nunca de perseguir sueños.

En resumen, que por muy negro que se vea el futuro siempre aparece la luz si hay ilusión y esfuerzo.

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