Hace unas semanas la ingeniera informática padronesa, Sabela Ramos, recibía el premio Ada Byron otorgado por el Colexio Profesional de Enxeñaría Informática de Galicia (CPEIG) en la XII Noite da Enxeñaría en Informática de Galicia por su trayectoria profesional.
Y no es para menos. Sabela es doctora en Computación de Altas Prestaciones en la Universidade da Coruña (UDC) y trabaja actualmente en Google Research, donde investiga en herramientas del aprendizaje por refuerzo o Reinforcement Learning, que forman parte del Machine Learning. Además también forma parte de la iniciativa Google Women in Engineering, donde trabajan por aumentar la presencia femenina en el sector TIC.
Sabela es ejemplo de talento galego, trabajo y esfuerzo y en IGATA quisimos entrevistarla.
Lucía González – Cuando era pequeña yo soñaba con ser oculista, abogada, dentista y finalmente periodista… Pasamos por múltiples etapas influenciados por nuestra familia, amigos del cole, profesores o referentes a los que queremos copiar… ¿Con qué soñaba Sabela Ramos?
Sabela Ramos – Pues la verdad pasé por todo, empezando por Wonder Woman (“A Muller Marabillas” en la TVG) cuando era más pequeña, hasta periodista, científica o médica. Lo que nunca me había planteado era ser informática hasta que llegó el momento de elegir la carrera, quizá porque no tenía muchos referentes cercanos.
L.G – Hablando de referentes… muchos niños hoy quieren ser instagramers o youtubers porque sus referentes son Dulceida o El Rubius, creo que necesitamos referentes en otras áreas con urgencia. ¿Cuáles son los tuyos?
S.R – Yo creo que a veces somos demasiado fatalistas juzgando a los más jóvenes. En mi época éramos de Operación Triunfo y las Spice Girls. Yo creo que lo importante es que haya variedad y que estemos expuestos a distintos perfiles para valorar mejor dónde queremos vernos dentro de unos años. Me parece muy esperanzador el incremento de heroínas en las películas de aventuras o la publicación de libros sobre científicas e inventoras, porque en mi generación crecimos con la idea de que la única científica de la historia había sido Marie Curie.
Pero además de esas grandes figuras a las que todos admiramos, creo que es muy necesario tener referentes cercanos. En mi caso, por ejemplo, tengo una prima que había terminado un doctorado, y una tía que es profesora de matemáticas, con lo cual, a pesar de todo, las ciencias no me parecían un campo que fuese solo para hombres.
L.G – ¿Cuáles crees que son las razones por las que todavía existe esa brecha en el sector tecnológico en pleno 2021?
Yo creo que hay muchas, pero, como te decía antes, creo que es necesario que las niñas vean las ciencias y la informática como campos cercanos y en los que también pueden tener éxito. Hay datos que nos dicen que a los niños se les anima más a seguir una profesión técnica y que a las niñas les faltan referencias en el sector tecnológico, lo que hace más difícil que se lo planteen como una posible carrera profesional. Por otro lado, las mujeres tienden a abandonar las carreras técnicas en un mayor porcentaje que los hombres, y se enfrentan a más sesgos inconscientes. Por ello, hace falta crear una cultura de inclusión en el espacio de trabajo y educativo que permita que se aborden estos problemas y que todos seamos conscientes de que existen. Al final, estos no son problemas que afectan sólo a las mujeres, sino también a otros grupos con menor representación en las carreras y profesiones TIC. Un entorno inclusivo en el que se valora la diferencia hace que todos nos sintamos más a gusto en nuestro trabajo y seamos más productivos.
L.G – Formas parte de la iniciativa Google Women in Engineering, cuéntame, ¿en qué consiste el proyecto?
S.R – Google Women in Engineering es un equipo de voluntarias que intentamos promover una cultura de inclusión tanto fuera como dentro de Google, centrándonos especialmente en la diversidad de género en la informática. Por ejemplo, organizamos charlas y talleres para estudiantes y colaboramos con redes de mujeres en tecnología locales. Dentro de Google, organizamos discusiones con gente más senior, grupos de apoyo y de mentoría, o cursos y charlas de temas técnicos o relacionados con la carrera profesional.
L.G – Eres ingeniera y doctora en computación en altas prestaciones, vas a tener que explicárnoslo en detalle
S.R – Lo que hacía durante mi doctorado, y luego durante mi postdoc, era estudiar cómo utilizar la memoria que está dentro de cada procesador (la memoria caché) para que ciertas aplicaciones fuesen más rápidas. En particular, aplicaciones que ejecutan varios cálculos a la vez y luego tienen que combinar los resultados de estos cálculos de distintas maneras. En general, la computación de altas prestaciones intenta sacar el máximo provecho de computadores con muchos recursos (como el supercomputador del CESGA o el de Barcelona) que se utilizaban tradicionalmente para cálculos científicos.
L.G – Y siguiendo con tu trayectoria, has trabajado en Youtube y ahora en Google Research, ¿cómo es tu día a día? ¿Cuáles son las capacidades claves de tu trabajo?
S.R – Pues ahora mismo, con todo esto del trabajo desde casa, es un día a día un poco raro. Ahora mismo, estoy centrándome en herramientas para aprendizaje por refuerzo, que es una rama de la inteligencia artificial y del machine learning, que intenta que las máquinas aprendan en una especie de proceso de prueba-error y se utiliza, por ejemplo, en robótica o en juegos. En este tipo de proyectos no sólo es importante saber trabajar en equipo para llevar a cabo el desarrollo de las herramientas, sino que también es necesario estar en contacto continuo con la gente que utiliza estas herramientas y entender la investigación que están haciendo, cuáles son sus necesidades e intentar anticipar qué van a necesitar en el futuro. Así que dos de las cosas más importantes para mí son, por un lado, las ganas de aprender, no tener miedo a lanzarse de lleno a nuevos campos o investigaciones. Y, por otro lado, la comunicación. Hacer las preguntas correctas y explicar lo que haces es clave para entender y definir el problema que tienes que solucionar y, por supuesto, diseñar y llevar a cabo la solución.
L.G – Saber programar va a ser tan necesario como aprender inglés en un futuro que ya está aquí, pero dar el paso no es fácil. ¿Qué nos recomiendas para aquellos que estamos dándole vueltas?
S.R – Pues lo más importante es tener ganas y experimentar. Hay muchos cursos online (por ejemplo, estos de Google) y, para romper el hielo, yo recomendaría empezar por cursos sencillos que son prácticamente tutoriales de cómo hacer aplicaciones sencillas y ver el resultado de lo que estás haciendo. Especialmente al principio, lo importante no es tanto el lenguaje de programación como familiarizarse con los conceptos básicos. Y como a mí me gusta entender lo que estoy haciendo, yo recomendaría también algún curso que explique, por ejemplo, las bases de la programación.