Adrián Solla: “Sin esfuerzo, sacrificio y mucho trabajo constante y diario, no se puede hacer nada”

Adrián Solla es un músico pontevedrés especialista en música moderna y producción musical. Tras su formación en Santiago de Compostela, se trasladó a Madrid en donde se ha graduado en el superior de jazz y música moderna en la Escuela de Música Creativa.

En su trayectoria ha podido compartir escenario con músicos de la talla de Plácido Domingo, Ana Mena, Chenoa, Taburete o La Guardia, y con los gallegos Marta Sánchez, Lucía Pérez, Budiño o Manquiña. En IGATA nos gusta hablar con talento de todos los sectores, y Adrián Solla es un buen ejemplo de ello.

Adrián Solla estudio

Adrián Solla en su estudio con camiseta de Nevoira

Lucía González – Pianista, compositor, arreglista… ¿crees que se nace con el gen de la música?

Adrián Solla – Yo creo que hay gente que nace con talento, pero considero que sin esfuerzo, sacrificio y mucho trabajo constante y diario, no se puede hacer nada. La música es muy extensa, necesitamos muchísimas horas de absorción y para ello solo se pueden conseguir los objetivos a base de analizar, repetir, investigar, estudiar, durante mucho tiempo. Y muy importante, “alimentar el alma” escuchando cada día, un poquito de buena música. Esto es como una buena dieta.

L.G – Me he pasado por tu web y tienes una pedazo trayectoria. Con todo lo que has estudiado y en lo que has trabajado, ¿cómo es la vida de un músico en España? 

A.S. – No sé como es la vida fuera de aquí, pero en este país, yo he vivido de la música desde los 18 años. No sé hacer otros trabajos, y pese a las trabas y dificultades que ya de por sí tenemos (yo creo que en cualquier campo) me siento afortunado de vivir aquí, un sitio donde hay tantas culturas musicales diferentes y a la vez tan cerca, es un lujo.

En mi caso, como gallego emigrado que soy (jaja!), vivo en Madrid desde hace cinco años, dónde ya tengo mi vida asentada y mi estudio de grabación, contactos, etc. es un sitio muy bueno estratégicamente hablando para dedicarte a esto, sobre todo si haces giras tanto nacionales como internacionales, está todo mucho más conectado y es más fácil moverse. Aquí tengo la posibilidad de, además de trabajar online dando clases en mi escuela virtual, también de hacer ensayos, reuniones, y como base de operaciones para poder moverme al resto de la península o viajes internacionales, es mucho más cómodo.

L.G – Has actuado con Ana Mena y artistas de la tierra como Marta Sánchez, Lucía Pérez o Budiño. ¿Cómo es eso de pasarse varios meses de gira? ¿Qué es lo mejor que te llevas de la vida de los conciertos?

A.S. – Me encanta mi trabajo, llevo años viajando y dedicándome a esto, desde que acompaño bandas o artistas, lo paso genial. He acompañado a muchísimos artistas y es un trabajo que me encanta. Cada día tocas en sitios impresionantes y vas a ciudades o países que no irías si no fuese por el trabajo.

Recuerdo en una gira europea que hice hace unos años, apenas pisaba los hoteles, me pasaba todo el día de turismo, y luego llegaba a la prueba de sonido o directamente al concierto agotado de tanto patear las ciudades. Ahora mismo me resulta imposible por el gran volumen de trabajo que tengo como arreglista y compositor, la mayor parte de las veces que salgo de gira, estoy con mi mini estudio portátil creando música desde un avión, furgoneta, hotel, o camerinos, aprovecho todo el tiempo que puedo para mejorar, aprender, estudiar, o seguir trabajando y poder hacer las entregas en el menor tiempo posible y con la mejor calidad posible.

Es la única forma de hacer muchas cosas: haciéndolas bien, y para ello a veces tenemos que sacrificar muchas otras, como ver a la familia, coger un mes de vacaciones para ir a la playa, o hacer turismo.

adrián solla
L.G – Y hace unas semanas conocíamos que Delicias Amargas, para la que has compuesto la banda sonora, se llevó un Mestre Mateo, ¡ahí es nada! 

A.S – Sí, la verdad es que es un lujo, no me lo esperaba para nada, el mismo día también recibía por otro lado otro premio en el festival de cine de Medina, en el cual participé en la orquestación como auxiliar. Llevo varios años dedicándome al mundo del audiovisual, sin pretensión más allá que la de aprender y crear música bonita y de acorde a las imágenes. Buscando mejorar las imágenes con la belleza de la música. En este caso, el Mestre Mateo se lo llevó una serie para la cual compuse la música, pero también hago música o arreglos para programas de televisión, anuncios, cortometrajes, películas y compongo canciones y produzco algunos de los artistas internacionales a los que acompaño en gira. Aparte de crear arreglos para los directos en algunos casos.

El mundo del cine es muy bonito, nunca pensé que podría dedicarme a esto y cada vez me gusta más y me entran más trabajos. Estoy haciendo también una serie de documentales súper bonitos y este año si todo va bien haré más largometrajes. Es un mundo todavía por explorar, para mí, en el cual hice una gran apuesta e inversión con la creación de mi propio estudio en Madrid donde compongo y tengo mi base para trabajar para el resto del mundo, haciendo también temas a nivel internacional (online) con otros compositores y productoras que me apoyan y apuestan por mi trabajo.

L.G – La creatividad en la música es esencial, ¿cómo describirías ese proceso creativo? ¿Cómo es empezar una partitura en blanco?

A.S. – Antes de ponerse a “cocinar” has tenido que probar muchos platos, y en muchos restaurantes, aprender recetas, preguntar, investigar, y quemar muchas sartenes (jaja!). Esto es lo mismo, son muchas horas de análisis, aprendizaje, tocar, transcribir, leer, preguntar.

Muchas veces cuando ves una escena, ya sabes lo que va a poder quedar bien, tienes que saber acompañar el texto, si lo hubiese, la narrativa en sí, saberte el guion, saber qué puede funcionar o no, el tempo, el ritmo, la armonía, la progresión, la melodía… son condimentos de un “plato principal”. Si tienes que hacer una escena de, pongamos un ejemplo, música egipcia, antes puedo pasarme meses analizando y transcribiendo, o preguntando a músicos egipcios, es un trabajo muy denso de investigación. Lo mismo con música minimalista, o más densa como la orquestal, son texturas, sensaciones, “olores”, “colores”, “sabores”, que ya tienes que tener en tu libro de recetas, y luego, muy importante, buscar en cada nota la belleza y dejar que fluya una bonita melodía, ahí es donde aparece el talento, el corazón, para que la música sea real y transmita. Esto último es lo más importante, tienes que llegar al público, si estás en una escena triste, tienes que conseguir que el espectador llore con tu música y ayudar a la imagen en todo momento. No es nada fácil, pero quizás eso sea lo bonito.

Por mucha técnica que sepas, si no transmites, no sirve de nada, se convierte tu receta en un plato frío, nunca mejor dicho, que nadie va a querer probar.

adrián solla
L.G. – ¿Te ves toda la vida en el mundillo de la música o hay algún reto o proyecto que te gustaría emprender más allá de tu ámbito? 

A.S. – No considero mi vida sin trabajar en la música y a día de hoy no sé hacer otra cosa, me encanta aprender, compartir, enseñar, me gusta mucho componer, arreglar y producir, aparte de tocar, que es mi fuerte realmente, para ello me he preparado todos estos años (y lo sigo haciendo), por suerte hay muchos campos dentro de la música. Por ahora no me propuse emprender más allá de la música, pero nunca se sabe! 

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